La electricidad: un fluido invisible
Benjamín Franklin (1750) se imaginó la electricidad como un fluido invisible. Él aseguraba que si un cuerpo cualquiera tenía más fluido de lo normal, este cuerpo tendría carga positiva, si, por el contrario, el cuerpo tenía menos fluido de lo normal tenía carga negativa.
Con base a lo que se acaba de mencionar es que se supuso que la corriente eléctrica fluye de lo positivo a lo negativo. Esta teoría del fluido era fácil de entender y visualizar, por lo que aceptada como correcta.
La teoría del fluido estaba de acuerdo con los experimentos que se llevaron a cabo en los siglos 18 y 19. Todo el mundo aceptó la idea de que las cargas fluyen de lo positivo a lo negativo (flujo convencional) y se tomó como cierta. Entre 1750 y 1897 surgieron un gran número de conceptos y fórmulas basados en el flujo convencional.
Un tiempo después se descubrió que el flujo no era de la parte positiva a la negativa, sino todo lo contrario: De la parte negativa a la positiva. (hay que acordarse que el flujo es de electrones, que tienen carga negativa). Ver: la corriente continua.
Sin embargo, esta última corriente, al ser de electrones, es una corriente que podemos llamar negativa.
El flujo de electrones deja a su paso por el conductor un espacio o hueco que viaja en sentido opuesto al flujo de estos, y se puede interpretar a esta corriente como positiva. Esta última tiene el mismo sentido que la supuesta por Benjamín Franklin.
Se puede decir que Benjamín Franklin planteó una teoría que no es cierta, pero que funciona como si lo fuera.